¿CÓMO INICIAR Y MANTENER UN PROCESO DE MEJORA PERSONAL? #1
¿Te has encontrado con la sensación de que algo no anda del todo bien en tu vida?
Yo me sentí así hace algunos años. Era una sensación de que algo faltaba o estaba errado en mi vida. ¿Por qué? Bueno, pasaba que los fines de semana, cuando se supone que debía descansar del trabajo, me sentía fatal. Dolores de cabeza, malestar, irritabilidad, una sensación de que no estaba haciendo nada por la vida que valiera la pena. Sentía que estaba perdiendo el tiempo. Por otro lado, mis reacciones me hacían sentir muy inseguro. Personas y situaciones muy especificas modificaban mi humor para luego sentir un arrepentimiento y desprecio por mí mismo. Algunas veces era una discusión en el trabajo y otras con mi familia. Todas esas veces lamentaba esa pérdida de control de la situación; el control sobre mí mismo era algo que me agobiaba.
Muchos años, creo que desde que tengo uso de razón, luché contra el sobrepeso, contra la imagen en el espejo y contra todo lo que me quitase la razón. Delante de la gente defendía mi autoestima (que era bajísima), trataba de darme valor, pero yo mismo despreciaba lo que veía en el espejo. Una voz en mi interior me decía que era feo, gordo, repugnante. Mi crianza cristiana me ayudaba a luchar contra esa sensación. Pero nunca fue suficiente. Algo andaba mal. A esto, adicionamos esa necesidad obsesiva por tener la razón en todo lo que hacía. Esto me hacía justificar mis errores y defender mis decisiones a capa y espada. Me encontraba en un estado de alerta sostenido que me llevaba a estar a la defensiva ante cualquier evidencia de ataque, real o imaginaria, por parte de alguien.
En esos momentos que, tal como lo describo, eran un caos, encontré una luz que cambiaría el rumbo de mi vida y que yo no tenía idea del impacto que tendría. Claro, mi yo del pasado, Juan Junior (llamémosle así), no entendía que debía mejorar, por lo menos no de manera consciente. Si regreso a ese momento, si trato de sentir lo que sentía allí, sólo se viene a mi mente la sensación de irritabilidad y hastío, pero no una decisión consciente de querer mejorar algo. Creo que no entendía qué debía mejorar, o bien entendía que ese era mi destino y mi carácter era así y punto. Una persona que no sé dónde está y que creo que no sabe el impacto que tuvo en mi vida, me recomendó leer Los cuatro acuerdos, un libro del Dr. Miguel Ruiz. Incluso, recuerdo que me pasó unas hojas fotocopiadas (perdón Dr. Miguel Ruiz) y allí comencé a leer. Lo que leí me impactó profundamente. El autor relata 4 máximas a seguir en la vida para vivirla con más bienestar y plenitud. Pero, la manera en que lo escribe y cómo cuenta la historia, simplemente me encantó. Recuerdo publicar sin parar partes del libro en Facebook y en cualquier red social. Tenía la necesidad de que todos supieran de estas verdades. Fue un libro revelador y me guio por los inicios de lo que hoy llamo Desarrollo Personal: Un camino en el que el tránsito se inicia con una pequeña chispa, pero que sólo se mantiene a base de la consciencia, la perseverancia y unos mentores adecuados. La chispa fue este libro.
¿Qué fue lo que encendió esa chispa? Con «encender la chispa» me refiero a la toma de consciencia: «¡Ey! no tengo porqué ser así y tener esta vida con la que no me siento cómodo ¡Puedo mejorar!». Leer Los cuatro acuerdos me hizo sentir poderoso, capaz de cualquier cosa. No obstante, los años siguientes me mostrarían lo equivocado que estaba. Yo era como un «óvulo fecundado», recién fecundado. Aún me faltaba mucho para poder considerar que mi vida había cambiado. Sin embargo, entender que no tenía que tomarme todo de forma personal y que debía siempre hacer lo máximo que pudiera, me hizo sentir que podía desarrollar un potencial escondido en mí y que mi vida podría ser mucho más de lo que era.
Luego de Los cuatro acuerdos, y como consecuencia de lo mucho que esta lectura me había ayudado (por lo menos en mi interior), busqué más obras del autor. Terminé leyendo también La maestría del amor y La voz del conocimiento. Aquí, mi consciencia sobre la voz interior que me machacaba y sobre mi relación con el amor, se elevó mucho más. Leer estos libros para mí fue un encuentro con la trascendencia y con algo mayor que yo. Pero, como entendería algunos años después, esto era sólo el inicio.
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